Ha reído conmigo, me ha visto llorar, me ha dado los abrazos que, necesitando o no, han llegado a fortalecerme, y a lograr hacerme sentir estable y segura mientras me
apretaba y me crujía los huesos. Ha soñado conmigo, hemos hecho viajes a la Luna en cambios de clase y horas libres. Me ha leído los ojos todos los días y ha sabido que decirme cuando sobraban incluso las palabras. Me ha dejado boquiabierta en varias ocasiones y ha sabido guardar también mis pequeños secretos bajo llave. He descubierto un foco de bienestar si él pasa y me da un tirón conforme yo, con prisa, paso por el pasillo para conseguir llegar a tiempo. Pequeñas cosas. Se acuerda de mí. Yo también lo leo en sus ojos.
Y ahora... ¿sabrías leerme? sin escribir nada más... ¿sabrías que quiero decir ahora?
Y ahora... ¿sabrías leerme? sin escribir nada más... ¿sabrías que quiero decir ahora?