lunes, 25 de mayo de 2009

Gracias, a todos y cada uno de vosotros.



Recuerdo la sensación. El acelerón que sintió mi corazón al verlos a todos vestidos de blanco, como yo siempre había querido y sin esperarlo. Escuchar tararear la canción de cumpleaños feliz mientras terminaba de saludarlos a todos. Mi voz nerviosa, mi brillo en los ojos y mi sonrisa repleta y llena de motivos.


Puede que sea cierto que las vivencias más reales sean las más complicadas de describir. La teoría se confirma, sentir es indescriptible. Indefinible. Sentir es verlos a todos reunidos por mí. Sentir es notar que los abrazos que estás dando o que te dan, poseen una fuerza interior infinita que da vida a las partes más muertas de tu cuerpo. Sentir es llorar con unas palabras escritas a mano. Sentir es soplar las velas de tu 17º cumpleaños al lado de las personas que más quieres, sin importar nada más. Sentir es darte cuenta de que lo hecho hasta ahora, ha servido para algo. Ha servido para ser feliz. Sentir es no llegar a olvidar nunca este día. Sentir es sentir. Sentir el agradecimiento que siento por todos vosotros.
Sentir es quereros, es quereros mucho...









domingo, 17 de mayo de 2009

Los soñadores

A veces soñar me parece demasiado. Excesivo, peligroso, perjudicial y malo para la salud.
Soñar nos tergiversa. Los que vivimos enamorados de los sueños, estamos más expuestos a caer enfermizos en las épocas en las que creemos caro y difícil, todo cuanto nos proponemos.

Los soñadores somos frágiles, pero tenemos la capacidad de reconstruirnos el corazón con vendajes y tiritas. Nos encanta cerrar los ojos de manera invisible, es decir, cerrar los ojos sin haberlos cerrado todavía y que la gente no lo sepa. Normalmente nos ausentamos y nos perdemos en un posible mundo que, al igual que las galaxias, está a kilómetros de aquí. Viajar nos motiva, nos causa furor, nos recobra de vida. Conocer gente nos ilusiona. Nos encanta. A pesar de que en diversas ocasiones, conocerla implica salir desencantado de la realidad que dichas personas, se han encargado de pintar de aquella manera. Admiramos el arte. En todos los sentidos. La vocación, la música, el talento, la pintura, la voz, la destreza, la maestría o todo acto mediante el cual el hombre imita o expresa lo material, o lo invisible, valiéndose de sí mismo. Cuidamos el detalle, el trazo, el perfeccionismo. Una regla, una escuadra, un compás, una paralela, una bisectriz, una línea de tierra, un ángulo de 90º, un transportador, un elipse, un plano a escala, una circunferencia dividida en n partes, un beso, un abrazo con fuerza y aceleración centrípeta, una resta triste, una suma bonita, un recuerdo en palabras, un sentimiento franco y empírico, el aire común que se lleva y nos trae todos los suspiros, el cielo coloreado de azul junto a las nubes blancas y los pájaros en el árbol, cantando su melodía inconfundible, un día de verano. El sonido del despertador, los ojos de cada mañana, los bolígrafos de punta fina y el olor a alegría que desprenden los enamorados. Sabemos llorar y casi nunca nos avergonzamos de ello porque las lágrimas, si saben ácidas, provienen de la sístole y diástole del corazón.

Los soñadores son aventurados, comprometidos, arriesgados. Exhibidos a cualquier mal y pesadilla. Pero la ventaja de serlo y de creer en las corazonadas, es que aprendes muy rápido a caer y a levantarte después. Ejercitas tus rodillas y acabas caminando con cautela, pero absorbiendo los jugos dulces que a tu paso te presenta la vida en bandeja. Dicen que soñar es construir castillos en el aire sin ningún pilar básico plantado en el suelo, pero yo creo que soñar desmesuradamente, sin motivos, y sin porqués, es apreciar la vida y comenzar, por fin, a vivirla y a hacerla realidad.

lunes, 11 de mayo de 2009

El destino mezcla las cartas, y nosotros las jugamos.



PD: Ya me estoy agobiando con los exámenes por lo que seguramente abandone esto más de la cuenta.

sábado, 9 de mayo de 2009

El amor..

Pensé dos veces lo que iba a decir y respiré profundo. Mis pulmones se llenaron de aire y, después de unos instantes, sacaron todo eso que ya no servía en mi interior. Cerré los ojos. Imaginé a escondidas. Sabía que lo que iba a decir sería una de las confesiones más importantes de mi vida e incluso de la suya.

El amor nos vuelve extraños. Extraños desconocidos que buscan su felicidad al lado de otra persona. El amor nos cambia, nos ayuda a evolucionar como personas o como meros ignorantes que a veces, han llegado a juzgar mal porque nunca ha estado la decisión en sus manos. Nunca en su estómago han estado las mariposas. Nunca han esperado una carta con ansia. Nunca han deseado terminar para empezar otro nuevo beso. Nunca han sentido el amor en el aire, en el olor del café, en la almohada al acostarte, en el coche, en el ruido de la calle, en las voces que retumban al otro lado de la pared, en la música, en el teatro, en la televisión, en la radio, en las gotas de la ducha que caen sobre tu espalda, en la colonia de bebé o en un cuadro de Monet.

Aquellos que hablan, que dicen sentir y que no sienten tanto, que creen que lloran porque les duele, sin saber que lloran porque les lastima. Que se lamentan. Que se lamentan por lo que hacen mucho después de haberlo hecho. Aquellos que gritan sueños y esconden pesadillas dentro de su alma, son los que hablan de amor sin saber qué es lo que se esconde detrás de cada vocal. Una palabra compuesta de cuatro letras es un sin fin de circunstancias que posiblemente, a pesar de que intente expresarlas y describirlas, incluso a mí se me quedan grandes. Porque el amor no es cantidad, no es buscar para encontrar, no es esperar, no es soportar, no es... no es...

El amor, dulce palabra, el amor... el amor no significa cosquilleo.
El amor es razón de ser.

jueves, 7 de mayo de 2009

Desperté y la almohada yacía empapada de sudor. Busqué tus manos, tu aliento, tus ronquidos. Y no estaban. Encendí la luz y vi al silencio, haciendo ruido entre las cuatro paredes de mi habitación, vestido con sus mejores galas y acompañado de doña Soledad. Y entonces supe que te habías ido.
Me tapé. Hasta el cuello. Y escuché la melodía que a través de mi ventana, la lluvia, la noche, las estrellas y el cielo me dedicaban la madrugada en la que te fuiste sin decirme nada, sin querer decirme nada, de la mano con tu orgullo y tus vanas palabras. No quise escuchar otra cosa. Ni mi vacío, ni mis lágrimas, ni lo poco que me quedaba después de que tú, en tu maleta, te llevaras mis sueños, mis besos, mi corazón, mi tiempo y mi vida...

miércoles, 6 de mayo de 2009

Sus modos

Sueña con un cuento. Una historia que empieza, pero que la ley de la vida, del amor y de la suerte no se atreven a terminar. Vive en su mente, amplia, imaginativa, sencilla y abierta todos los días. Suma con infinitos y divide sin dividirse de su lado. Cuenta y tacha los días que quedan para verle. Lo espera sin ser consciente de nada más que de su reloj y calendario. Ríe. Ríe a carcajadas porque ella siempre dice que los enamorados, por muy desgraciados que sean, tienen el motivo más voluminoso y grande para sonreír. Baila su compás, sigue los pasos de su corazón marcando el pulso de sus latidos. Lo besa. Como si fuera la primera vez, como si antes de aquel beso, no hubiera existido ningún otro más...
-Repite conmigo, te quiero..
-Te quiero..
-Te quiero..
-Te quiero..

lunes, 4 de mayo de 2009

Me gusta el fútbol


Aprendí a convivir con mis miedos e inseguridades aunque tenía la esperanza de que algún día, por muy lejano que fuera, consiguiera despojarme de los desequilibrios que solo existían en mi cabeza. Lograría quererme. Vencería el temor a fracasar, que en muchas ocasiones ha impedido que jugara la partida de mi vida. Porque yo, la vida la entiendo como una liga de fútbol en la que un día ganas y otro pierdes, en la que a veces tienes suerte y otras te clavan 6 goles por la escuadra sin esperarlo. En la que corres por un sendero firme y cuando quieres darte cuenta diluvia, y tu camino se torna inestable ante tu marcha. En la que todos los días estamos expuestos a un entrenamiento constante, que nos va haciendo cada vez más resistentes al dolor situado de lleno en pleno pulmón. En la que tenemos ilusiones, que se desbaratan o se incrementan según ascendemos o descendemos de categoría. Donde los sueños priman y, siendo acordes con nuestras pasiones, intentamos hacer realidad.
He aprendido a convivir con mis miedos e inseguridades, porque todos los días, bajo de mi tranco y salgo a un estadio repleto de gente que no conozco. No es una careta, no es una máscara lo que me pongo, no es falsedad, no es aparentar lo que no soy, no es creérmelo, es confiar en mí y haber llegado por fin, a aceptarme tal y como soy. Y eso no significa que muchas veces no sienta miedo, porque también considero que jugar un partido sin temor a perderlo, no es jugar un partido. Y yo la vida, todos los días me la juego.