viernes, 29 de agosto de 2008

Nos invade

- Cálmate. Ha sido una pesadilla. Ten, bebe agua. Estás sudando. Ha tenido que ser un sueño horrible ¿no?

Y después de aquellas palabras de preocupación, de aquella mano alentadora, la noche cayó... y el cielo se llenó de estrellas. Y tú volviste a cerrar los ojos, esta vez con miedo a soñar de nuevo pero arropada por aquel manto de estrellas que creías que te protegería en esa noche de verano.
Nos pasamos la vida soñando y, cuando estamos cansados de hacerlo y no queremos soñar más, soñamos sin querer. Quizá el sueño no era tan malo y el problema sea yo, que cojo la mota de polvo de una habitación limpia y todo me de miedo. Demasiado sensible. Excesivamente sensible. ¡Qué asco! depresión continua. Ya viene otra vez el sueño, venga, cierra los ojos. Mañana tienes que madrugar, y así es imposible. Concéntrate, piensa en blanco que cuando menos te lo esperes, volverás a tener pesadillas sin esperarlo, volverás a irritarte y volverás a tener miedo a cerrar los ojos. Porque el miedo siempre está ahí. Ciérralos. Pero no esperes no encontrar nada cuando lo hagas. El miedo te atacará de todas formas.